Marisa Moya nace en Albacete el 10 de Junio de 1960.
"Gracias Antonio por tu invitación para compartirme con los lectores y lectoras".
Su vida profesional es muy larga porque lleva la mayor parte de sus sesenta y dos años conviviendo con “los prodigiosos”, niños y niñas de hasta seis años.
Sus primeros pasos estaban guiados por la ensoñación.
Se tenía que matricular en Magisterio, no contemplaba más opciones.
Fue alumna de la Complutense.
Insatisfecha, al finalizar, sin saber muy bien el porqué, siguió sumando cursos, esta vez en Psicología, en la Autónoma de Madrid.
¡Qué difícil es casar las expectativas con la realidad cuando el mundo todavía es “soñado”!
Contra todo pronóstico, la universidad no le aportó certezas, sino desazón.
No obstante, era demasiado joven para renunciar a sus anhelos y, aunque no estuviera siendo todo lo rápido que una joven desea, entre tanta incertidumbre quedaba lo que me anclaba a mí misma, "vivir junto a la infancia".
Niños y niñas de hasta seis años, eran su adherencia, no podía ser otra etapa.
Durante muchos años fue un peón más de una partida de ajedrez en la que estaba cantado que perdería sus sueños.
Hizo lo que tantos, que al acabar en la Universidad "no saben ni por dónde empezar", aprender de otras personas, dejando que la rutina se instalara en su praxis. Sin más.
Fueron años de cuidar grupos enormes de niños y niñas, de desinformación profesional, de rutina e inercia… se hacía mucho, pero sin procesos de valoración que permitieran mejorar.
Se echaba mano del corazón, pero era un latido aislado, estanco, que no se paraba a revisar si los otros latidos, los del alumnado encontraban el eco necesario.
Tardó en “ver”, miraba y no veía.
Hacía y con ello pensaba que cumplía ¡Qué indefensión la de la primera infancia! Absorben hasta lo que no deben, están en nuestras manos y no pueden defenderse de nosotros.
Suman todo porque necesitan mucho, sin saber que, entre tanto que reciben una buena parte solo supone merma para su bienestar.
Solo le rescata de esta consciencia pensar que lo hizo sin intención de "sentar mal", desde la profunda ignorancia.
Aprendió a "sentirlos" y así, desde las sensaciones pudo ir cambiando los pensamientos.
Se veía en ell@s y no le gustaba lo que observaba.
Era más que evidente, niños y niñas de primera infancia se habían sacado de sus hogares, de la calle, de la familia… y se estaban convirtiendo en escolares.
Una sinrazón muy grave.
Se sumó que una aciaga ley rompió lo que nunca debería haber sido partido.
La etapa de Infantil se cercenó.
Todavía hoy no se ha sabido reparar el ulterior impacto negativo de esta decisión que niega la esencia a la primera infancia, que se atreve a echar un pulso a la madre naturaleza.
Se cansó de ser parte del "sinsentido".
Pero sobre todo aprendió que echar la culpa a otros, al sistema, a la formación, a la sociedad etc... no le llevaba a ninguna parte, es más, echar la culpa la alejaba de su poder, de su responsabilidad.
Este fue el momento de su renacimiento profesional.
Con Jane Nelsen (creadora)
Decidió cambiar lo que tenía en su mano, a sí misma.
No oculta que el proceso aunaba ingredientes variopintos, enfado, ilusión, rabia, pasión… está todo descrito en su blog.
Entonces todavía no había tantas voces de transformación y el camino resultaba de vez en cuando muy solitario.
Su escuela, su pequeña escuela, nunca más sería un centro escolar.
Hasta qué punto los docentes habían envanecido como para pensar que se podía acompañar a la primera infancia sin tribu, sin comunidad.
Sin poner por encima de todo el cuidado de lo más sagrado, el vínculo afectivo, con la alianza estrecha de padres y madres.
Los niños necesitan un hogar y esa era su tarea, procurar entornos, relaciones, experiencias que tuvieran en cuenta que es lo sencillo de la vida, lo que les sirve a los pequeños.
Dedicación afectuosa y compromiso con el crecimiento humano desde el respeto y el amor.
Desde América le vino la luz.
Conoció la Disciplina Positiva y con ella cierto alivio momentáneo.
Contaba con coordenadas para continuar con el proyecto profesional que hacía unos años había emprendido.
La seguridad es necesaria para arriesgarse y seguir aprendiendo, para que no se quede atrás responder con responsabilidad a la infancia.
No estaba experimentando, estaba en el camino de la consciencia, el compromiso y la actualización en su vida profesional.
Aprendió y sigue haciéndolo, de la Disciplina Positiva, de la Neurociencia y antes que creérselo lo pasa por el tamiz científico de los más rigurosos, los niños y niñas.
Solo le vale, si a ell@s les vale.
Ha sido entrenadora de Disciplina Positiva de much@s alumn@s.
Algunas de las alumnas que ha tenido como entrenadora son:
Erika Navarro Vega Lorena Cervantes Millas
DISCIPLINA POSITIVA
Antonio Martín: ¿Qué piensas de aquellos que piensan que la Disciplina Positiva se incorpora a tu vida de una forma sencilla?
Marisa Moya: Hay quién dice que la Disciplina Positiva se incorpora a tu vida de una forma sencilla.
No pienso lo mismo.
Es una tarea de una gran magnitud y además para toda la vida.
Yo estoy en ello.
Antonio Martín: ¿Por qué la Disciplina Positiva es ineludible?
Marisa Moya: La Disciplina Positiva es ineludible porque significa "tratarse bien y compartirse con respeto".
Antonio Martín: ¿Se tarda mucho en hacerse realidad?
Marisa Moya: Esta frase que se escribe pronto se tarda mucho tiempo en hacerse realidad, tanto como aprender a reconocerse, deslindar lo que nos merma, aflorar lo que nos permite crecer. Y trabajarse.
No se pasa de un día a otro de las relaciones de verticalidad a la horizontalidad, de la manipulación emocional a la competencia y capacitación en inteligencia emocional.
Del trato desde la etiqueta, el castigo, el premio, la desconsideración… a la motivación intrínseca, al respeto en las relaciones, al abordaje de los conflictos desde la búsqueda de acuerdos, sin hacer pagar, sin humillar por equivocarse, por ser infancia.
La dificultad no debería arredrarnos, estamos, como padres y madres, como profesionales, obligados a tratar con dignidad a la infancia.
Antonio Martín: ¿Qué requisitos mínimos hay que seguir para poder hacerlo?
Marisa Moya: Hacerlo cuenta con requisitos mínimos:
- Conectar para asegurar pertenencia: ser visto es tan importante para la infancia que cuando no es así niños y niñas es probable que no crezcan de la mejor manera.
Ser visto en la necesidad de todo orden, físicas sí, pero también sociales y emocionales.
Piensen cuántas emociones se tienen que guardar los niños porque el adulto no puede sobrellevarlas.
- Conectar para aprender: si ser visto es sustantivo para sobrevivir, aprender habilidades de interacción es esencial para prosperar como ser humano.
Aquí hay que hacer una parada sería ¿Qué están aprendiendo nuestros chicos y chicas? ¿Les resulta útil para vivir? ¿Quién les está dedicando tiempo? ¿Cómo acompañamos las habilidades de cooperación humana?
- Descartar la urgencia: maldita sea, es trampa mortal en educación. Se nos olvida que son proceso, necesitamos resultados y cuando no los logran penalizamos ¡Por ser infancia!
- Respeto mutuo ¿Saben tus chicos qué es salvaguardar la dignidad o cuentan con demasiadas experiencias sin ella? Aprenden de ti, de mí, de nosotros.
Y luego, a no ser que se reeduquen, reproducen.
Los límites son brújula para la libertad, sin ellos no es posible ¿Cómo los trasladas, comunicas o los impones? Las pautas de convivencia no pueden adivinarlas, tampoco saber de ellas únicamente cuando el adulto se sulfura.
Sientes que tus hijos y alumnos están debidamente informados.
- Sin entornos para la ejercitación de habilidades socio emocionales, sin oportunidades para la experimentación, sin relaciones promotoras de aprendizaje los niños y las niñas no pueden ni siquiera sospechar de qué son capaces.
¡Somos afortunados por la responsabilidad de construcción humana, reconocer cuál es nuestra influencia nos pone en el camino de la mejora!
Antonio Martín: ¿Esperas que sea de ayuda esta síntesis para nuestros lectores?
Marisa Moya: Espero que esta síntesis sea significativa para algunos de los lectores.
Antonio Martín: ¿Sientes que ya es hora de que los educadores tengan el coraje de hacerse preguntas valientes?
Marisa Moya: Siento que ya es hora de que los educadores debemos tener el coraje de hacernos preguntas valientes para que en los hogares y en los centros escolares, de una vez por todas, estén contemplados niños y niñas de manera integral.
Entre sus hobbies favoritos están:
a) Le gusta mucho la vida, la aprecio y la agradezco.
b) Se siente bien paseando, sin correr.
c) Le encanta el mar, oler la brisa, sentir el sol.
d) Pintar acuarela.
e) Cultivar plantas, observar las flores.
f) Cocinar sin prisas, a fuego lento.
g) Leer es de interés y de necesidad.
h) Le inspira la naturaleza pero también urbanita ya que le gustan las calles, las gentes.
i) Le emociona la música.
j) Se sumerge en los cuentos.
k) Adora conversar.
l) Le gusta jugar con los peques y sentirse real en un mundo imaginario.
Se considera una persona cercana, cálida, amorosa, imaginativa.
Se siente bien cuidando su sensibilidad, su mirada.
Se ve muchas veces insegura, otras tantas sin barreras, luchadora.
Hoy sabe que es la protagonista de su historia.
Es madre en continuo proceso de mejora, abuela enamorada de dos estrenos maravillosos de vida, docente entusiasta de su labor, amiga de un manojo de personas a las que agradezco sin fin su afecto.
Con mucha dedicación, responsabilidad y compromiso pero a la vez vulnerabilidad.
También sabe que se puede mostrar agotadora cuando persigo una finalidad.
Le gustan los animales, intenta que la mirada y su trato lo sientan respetuoso.
Ha convivido con un acompañante sin par durante varios años, mi perro.
En abril hizo un año que falleció.
Vive en sus memorias, todas ellas llenas de amor incondicional.
Le indignan muchas cosas, los métodos autocráticos, la violencia, concretamente la que se ejerce sobre la infancia.
Le indigna la competitividad que empuja a un ser humano sobre otro, la manipulación emocional y la humillación.
No odia ninguna comida, sin embargo, no es capaz de comerse los caracoles.
Le gusta mucho comer y aprecia la buena cocina.
Le resulta difícil decir una comida favorita, depende del día, de la compañía.
Se le sale el corazón del pecho cuando siente que la salud de sus hijos está en riesgo.
Le asustan muchas cosas:
a) La oscuridad.
b) La insinceridad.
c) Perder algún día las memorias de lo que es importante en mi vida.
Le gusta el cine. Le gustan muchas películas.
Hoy se acuerda de:
“Babel” de "Alejandro González Iñárritu".
Para recomendar un libro favorito siempre regresa a:
"Cien años de soledad" de Gabriel García Márquez.
Artículo: Antonio Javier Martín Gutiérrez
Fuentes:
https://bravo26martin.wixsite.com/clubdepoetasmuertos
Marisa Moya – Disciplina Positiva Lab School
Escuela infantil y guardería privada en Madrid Hortaleza
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Marisa Moya | Madrid
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- Canal "El Mundo Poético de Antonio J. Martín".
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