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Mis relatos breves:

Segundo libro: "Lo que la verdad oculta"/ Autor: Antonio J. Martín

                            

 

 

 

 

                           

 

                             CAPITULO  1

Paco, como todos los días, se levantaba a las 7: 10  para  desayunar  e  irse  al  instituto a  las  7:30 puesto que entraba a  las  8:00.  Allí  se  juntaba  con sus  amigos:  Alex,  empollón  de  categoría,  al que no se le  resistía  ninguna  asignatura,  y  Juanmi, que  el  pobre tenía  mala  suerte  con  los  estudios,  ya que  era  muy  torpe.  Antes  de empezar las clases ellos  contaban sus sueños preferidos y lo  acontecido  el día anterior. Paco, como sus demás compañeros, ayudaba  mucho  a  resolver  los  problemas,  en el caso de la asignatura de Matemáticas, como a responder cuestiones increíbles que parecían no tener solución,  caso de Filosofía.

Paco, teniendo 18 años, veía la vida de otra manera. Creía que ésta no servía  para  nada,  era  una metedura  de pata.

Apenas dos meses antes para que dieran el primer boletín de notas, en diciembre, él ya hablaba de aprobar el curso con matrícula de honor. El día, como de costumbre, para  él acababa  bien.  Había sacado un ocho en Historia, un siete en Geografía y en los verbos de la asignatura de Lengua había destacado al preguntarle   la maestra.

Al llegar  a casa su padre, Santiago  Naraz quería  que  le  diese  un beso antes de irse a trabajar de tarde   y su madre llegaba del trabajo como  limpiadora  en  un  instituto.  Los  padres  de  Paco  eran  muy  buenas personas, aunque tenían sus prontos. Al acabar el curso pasado le  habían  regalado  un  ordenador. Hay que decir que Paco provenía de una  familia  bastante  rica.  Su padre, Santiago,  de 46 años, era de piel tostada, cara  redonda  y  descendiente de  una  familia  muy  culta  y  educada;  su madre, Justina, al  contrario, con  44  años,  era  campesina  y  no  sabía  leer, pero  tenía  muy  buen sentido  de humor,  hecho  negado  en el padre.

 

A las 4 de las tarde Paco terminaba de comer, quitaba la mesa, para ponerse a estudiar y cuando  terminaba   con dicho  estudio,  ver los  deberes que tenía  para el día siguiente.

El cambio de edad le estaba afectando a la hora de tomarse las cosas en serio. A las 9 de la  noche acababa de tomar el postre y se acostaba para levantarse  al día  siguiente  como  de costumbre.

Iban pasando los días hasta que poco a poco se acercaba el día de las notas. Su amigo Alex no se preocupaba, pero sentía la necesidad de saber cuántas matrículas de honor iba a sacar. Juanmi sentía angustia esperando para no batir el número máximo  de  suspensos.  Paco,  a  su  vez,  esperaba  para saber si las predicciones hechas por él se cumplían. Pero  en  ese  curso  1967/1968  algo  inusual  ocurrió.

                               CAPITULO  2

La familia de Paco, además de sus padres Santiago y  Justina,  estaba  compuesta  por  su  hermana  Cecilia, que estudiaba 4º  de Economía,  a punto  de acabar la  carrera,  y su hermano  Xexil,  que  estaba en 3º de Farmacia.  Ambos  eran amables,  amistosos  y empollones,  como Paco.

Los amigos de Paco, Alex y Juanmi habían tenido en su vida acontecimientos trágicos.  Sus vidas  no habían sido fáciles.  Alex,  de  pequeño,  tuvo  problemas  psicológicos,  como  consecuencia de  la  situación que tuvo en casa, con un padre alcohólico y una madre desequilibrada por problemas psicológicos, que acabó suicidándose. Fue dado en adopción. El padre  adoptivo,  Javier,  era  un  buenazo, aunque su problemática en corazón y  riñón,  con  sendas  operaciones,  hicieron  debilitarlo mucho. También tenía su mal  genio,  a  veces.  Juanmi  fue dejado  por  sus padres  biológicos, alcohólicos y drogadictos. Vivía  con  su  padre  adoptivo,  José.  Su  madre  adoptiva  había  muerto  como  consecuencia  de un cáncer de pulmón.

El suceso inesperado, del que os iba a hablar, ocurrió cuando Paco se desmayó el día de recogida de notas,  un viernes  22 de diciembre   de 1967, al darle  las  notas, porque cuando  mejor  lo estaba haciendo, suspendió ocho de doce asignaturas. Alex no había salido mejor parado al suspender siete asignaturas de doce, lo  que  le  provocó  una  lipotimia. ¡Cual  fue la  sorpresa  de  Juanmi  que,  tras mucho  esperar, por primera  vez en una  evaluación  había  aprobado todas de una  vez!.   Mientras   que Juanmi no se creía lo que había ocurrido, Alex y Paco se  pusieron  a  llorar  amargamente,  como  queriendo  despertar  del fatídico  sueño.

Cuando Paco llegó a su casa le armaron tal bronca que no comió,  y encima  de todo, le  pegaron una paliza enorme, tanto que al día siguiente no pudo ir al instituto de los hematomas que tenía, como consecuencia   de la  paliza.  No le  hablaron  durante  un mes.

Lo de Alex fue todavía peor ya que su padre por poco lo  ahoga  en  la  freidora  llena  de  aceite. Tampoco fue a clase por el pestazo de aceite que olía. A los dos  días,  cuando  se  vieron  la  cara parecían dos sabandijas intratables. No se creían lo que les  había  pasado,  pero  esa  era  la  pura  realidad. Pensaba  Paco  que algo  había  fallado  y que había  que arreglarlo  antes de que arrasara como  un tornado.

En la asignatura de Matemáticas, que tanto gustaba a Paco,  había  sacado  un  muy  deficiente.  Fue  a hablar con la profesora y ésta le dijo que le había suspendido por hablar tanto en clase y no  prestar atención nunca. Después matizó: “Te habría  aprobado,  pero  debido  a  tus  ganas  de  charla,  te  suspendí para que  aprendas  la  lección”.  Paco se quedó  atónito.  Fueron sus  peores días  en el instituto ya que nadie  le  prestaba atención.

                        

                                CAPITULO  3

 

 

Sus amigos Alex y Juanmi no querían verlo. Lo que le pasaba a Juanmi era increíble. ¿Cómo había aprobado todo estudiando  lo  imprescindible?  y ¿cómo  le había  sonreído  la  fortuna?.

 

Los padres de Paco no le hablaban, era ignorado y de qué manera. En su casa no podían ni verlo. De primera le habían dicho que nada de video  nuevo,  ni  salir  por  la  noche,  como  hacia  algunas  veces, pero era el colmo  porque cuando  comía  no podía  ver la  televisión.

En el instituto  todo  el mundo  pasaba  de  él,  nadie  le  hacía  caso,  estaba  solo  aburrido,  sin  saber qué hacer.  Él pensaba: “que  injusta   es la  vida”.  Aunque  las  cosas no  mejoraban  en el caso de Alex, por lo menos éste no tenía el problema de estar solo como  Paco  porque  se  juntaba  con  Juanmi,  que  aunque  fuera  un poco pesado con el tema  de las notas,  por lo  menos  le daba conversación.

                                CAPITULO  4

 

El tiempo iba pasando y los ánimos de Paco decaían, pero  sabía  que  si  se  volvía  a  producir  un desastre titánico de esta magnitud podría costarle la vida y había  que  evitarlo  a toda costa, ya  que  el padre no dudaría en matarlo. En los exámenes  de mitad  de mes  se había  escapado  de sacar malas  notas: un 6 en Matemáticas, un 8 en Historia, un 5 en Física,  su asignatura  odiada,  vamos  no  es para salir por la puerta grande, pero parecía que  hubiera  resurgido  el “Súper  Paco” de  siempre.  Poco  a poco parecía haber vuelto todo a la normalidad.  Alex  y Juanmi apenas  podían mirarle  a  la  cara.  En clase lo ignoraba todo el mundo, hasta los  profesores/as,  debido  al  menosprecio  que  hacía  a  los demás,  por lo  de las notas.

Cuantos más días pasaban los nervios  por  los  exámenes  de  la  segunda  evaluación  crecían.  Sus  padres le habían dado un ultimátum: “O aprobaba todo o…”, sin aclarar lo que podía ocurrirle si  suspendía.  Él tenía  miedo  por los  exámenes  y luego  por las  notas.

Alex, no es que estuviera mucho  mejor,  pero no  había  sido  advertido  de esa manera  tan brutal,  pero eso no quería decir que podía darse el lujo de  que  le  cayera  alguna  asignatura.  Si  la  otra  vez  su  padre casi lo  ahoga,  ésta no quiero  ni contarte  que se le  podría  venir  a la cabeza.

 

 

Y Juanmi estaba encantado de la vida, hasta le hicieron una fiesta, por haber aprobado todas las asignaturas.

A dos días para los  exámenes  de  la  segunda  evaluación,  la  incertidumbre  le  corría  a  Paco  por todo el cuerpo. Todas  las  mañanas  iba  como  de costumbre  al instituto  y al llegar  a mediodía  a casa comía  y a estudiar: decía: “no quiero vivir otra desgracia igual”, porque además de  estar  en  juego  su  reputación,   la  confianza   de sus  padres quedaría  definitivamente  rota y no valía   correr ese riesgo.

 

 

                              CAPITULO  5

 

Llegaron  los  exámenes  de  la  segunda   evaluación  y  las  pulsaciones  subían  conforme  iban  pasando los días. En su primer día todo parecía ir  bien  pero  su incertidumbre  hacia  su aparición al hablar del tema de las notas que podía sacar cuando su familia  o  amigos  le  preguntaban. No se  podía desmoralizar, no era el momento adecuado. Nada más llegar a casa  se  puso  a  estudiar  los  dos exámenes del día siguiente que eran de los más fuertes.  Las  asignaturas,  en  principio,  más  fáciles  le habían  tocado en los días finales,  cuando el cansancio  ya  se hacía  notar.

Acabados los exámenes, llegó el día  de  las  notas,  el martes  19  de  marzo  de  1968,  y el juicio  final  iba  a llamar   a la gente  suspensa,  entre  los que  esperaba no estar Paco.

De pronto el profesor dijo: “Paco Naraz, ven a recoger tus notas”. Paco no podía andar, sus piernas estaban inmóviles, su corazón latía muy fuerte, Paco  o  tocaba  el  cielo  eterno  o  todo  se  le  venía encima y acababa aplastado por todos los problemas.  Él despacio  se dirigía  rezando  un padrenuestro para que Dios  le ayudara  y así reconciliarse  con su  familia.

El profesor le entregó las notas y dirigiéndose  a  su sitio  dijo  a Alex: “Me  las  puedes decir por favor  pero dime antes si son buenas o malas”. Alex rápido le contestó: “Malas, ocho notables y tres sobresalientes”. Había  suspendido una.

Paco dijo: “Maldita sea, Dios porque me  lo  has  hecho”-.  Alex  le  comentó:  “No  son tan  malas,  al  final  solo  te ha quedado  una”.

Al rato de llamar  el profesor  a Paco, éste dijo:  “Alejandro Gutiérrez, ven a recoger  tus notas”.

 

Paco le  dijo:  “Alex,  tu  puedes”.  Alex  asustado  llegó  y  las  recogió e  hizo  lo  mismo  que anteriormente Paco le preguntó a él. Éste le dijo que sus notas habían sido malas, había sacado seis matrículas, cuatro sobresalientes  pero  le  habían  quedado  dos  con  muy  deficiente.  Alex  sabía  lo  que le  esperaba, la muerte.

Poco después de decirle las notas Paco a Alex, al salir del colegio, éste último replicó: “Paco me ha encantado conocerte pero hasta nunca, este  mundo  ya  no  es  para  mí  y no  quiere  que  me  quede”.  “En el cielo nos vemos”. Paco sorprendido le dijo: “¡Pero por qué me dices  esto, tu padre no  te hará  nada, la  vida  sigue   y no creo que, por esto, te mate,  no te pasará  nada!”.

Y, por ultimo llamaron a Juanmi, quién  las  había  aprobado  todas.  Nueve  notables y  tres  sobresalientes  eran las  notas  que le  avalaban.

                               CAPITULO  6

 

 

Al llegar a casa su padre Santiago le preguntó:  ¿Cómo  han  sido?.  ¿Buenas  o  malas?.  Paco  le contestó:  regulares,  he  sacado ocho notables  y tres sobresalientes.

El padre le replicó: “¡Has suspendido  una,  lo  que  implica  que,  según  lo  que  te  dije, tu  suerte  depende de…!” y acto seguido pidió a Justina un cuchillo, que lanzaría al cuerpo de Paco. Su padre pensaba  que le pasase lo  que  pasase a Paco, él no tendría  ninguna   culpa  ya que se lo  había   buscado.

A las dos de la tarde cogió el cuchillo, que decidiría la  suerte  de Paco y ¡ zas! lo  lanzó,  dando en el pecho de éste, produciéndole  una  herida  grave.  Seguidamente   su padre lo  pateó y lo  echó a la  calle.

 

Esa   era   la   suerte   que   corría   si  suspendía   alguna  asignatura.   Antes  de  meterse  en  su  casa dijo:

 

“¡Púdrete  en el infierno!.   La familia   Naraz siguió   comiendo  como si tal hecho  no hubiera  ocurrido.

 

Alex, al llegar  a  su casa, miró  el reloj  para ver  la  hora  a la  que  iba  a morir.  Eran las  dos y veinte  de la tarde. Su padre le nombró las palabras malditas: “Dame las  notas”.  Él  se  las  dio.  Enseguida  comprobó la cara de furor de su padre, mientras le replicó que iba  a morir  ya  que  su destino  era la muerte. Cogió doce  cuchillos,  uno  por  cada  asignatura  y  fue  tirándoselos.  Conforme  iban  cayendo  los gestos de dolor en Alex eran evidentes. Una vez lanzados vio a  su hijo  tendido  en el suelo  casi muerto. Cogió una botella llena de  gasolina  y  una  cerilla.  El  espacio  donde  se  encontraba  Alex  lo  roció  con la  gasolina   que había  en la botella  utilizando una  cerilla   que lanzó.  A los  pocos segundos se originó un fuego espantoso en el que lo único  que  se escuchaba  y veía  era  el sufrimiento  y olor  a carne quemada. Alex corriendo, como pudo, bajo rápido las escaleras,  lanzándose  en  la  fuente  del  portal de su casa,  intentando  apagar  las  llamas  que  cubrían  su cuerpo.  Así fue,  apagó  las  llamas  que le cubrían, pero estaba sangrando por todo su cuerpo, como  consecuencia  de  las  heridas  de  los cuchillos lanzados. Intentó acercarse  a  un  hospital cercano  pero,  a  mitad  de  camino,  cayó  al suelo  y allí  murió pocos segundos  después.

                                CAPITULO  7

 

 

Al día siguiente no se hablaba de otra  cosa  que  no  fuera  la  muerte  de  Alex  y la  desaparición  de  Paco. Juanmi, que tan buenas notas había sacado, al enterarse  de  la  noticia  se  dirigió  al  aseo echándose de llorar sin parar.  Le  parecía  una  mierda  el mundo,  la  vida  para  él no  tenía  sentido  sin  sus dos amigos, uno muerto y otro  desaparecido.  Bastante  afectado  empezó  a  decir  una  injuria  tras otra, dándose cabezazos  contra  un  muro.  Para  él la  felicidad  ya  no  existía,  la  vida  no  tenía  sentido  sin ellos a  su lado.  Se preguntaba  si el padre de Alex había  sido  consciente  de lo  que  había  hecho,  a él le parecía  una  acción  cobarde la de matar  a un hijo  por culpa  de unas  miserables  notas.  ¿Cómo tendría la cabeza y que tendría  en ella  para  cometer  esa  acción  tan vil  como  e  infame.  Pensaba  en que ocurriría si acabase con la vida del padre de  Alex  de  la  misma  manera  que  él lo  había  hecho. Tenía grandes ansias de revancha por  la  injusticia  cometida.  Sentía  mucho odio  pero  se  tranquilizó antes  de cometer  alguna   acción  de la  que luego  se fuera arrepentir.

Ese día  no  tenía  fuerzas  ni  ganas  para dar clase  y muy  decaído  se marchó  a casa. Al llegar  su padre le pregunto: “Hijo ¿por qué  no  estás  en clase?”.  Juanmi  respondió: “Padre,  no  me  encuentro  bien”.  “El padre de Alex lo ha matado y Paco ha desaparecido”. El padre le respondió: “Esa  no  es ninguna excusa para no ir a dar clase. Juanmi respondió de mala manera y dando un portazo dijo: “Vete a la mierda”. Su padre cabreado  replicó: “¿Qué  has  dicho?”.  Juanmi  le  dejó  con la  palabra  en la  boca y se fue a su cuarto donde se pasó toda la tarde encerrado meditando en la vida tan injusta y llena de problemas que había tenido Alejandro. Por la  noche  a  las  9:30  su padre  entró  a  su habitación  y le  dijo: “Hijo me da mucha pena que un  padre  actúe  de  esa  manera,  ya  que  no  tiene  perdón alguno, pero no se puede nada ya, el destino ha  querido  que  sea  él quién  acabe  con su vida”.  “La  vida  te juega malas pasadas, haciéndose,  a veces,  cosas que  no  tienen sentido  alguno  y más  con la  atrocidad de su cometido”.

Seguidamente Juanmi se echó a llorar expresando  a  su  padre  las  ganas  de  vengarse  del  padre  de Alex a lo que el padre le contestó: “Eso ni hablar, es una persona mezquina, pero vengándote  no solucionas  nada”.

                                 CAPITULO  8

 

 

A las dos  horas  de  ser  pisoteado  Paco por su padre, éste  se levantó  medio  muerto,  sin saber dónde se encontraba. Al rato pasó  su  hermano  Xexil  quién  mirándole  con  un  desprecio  terrible  le  murmuró: “¡Que hermanito, ahora estás contento!”  y  le  empezó  a  dar  patadas,  aunque  viendo  que venía  alguien  detrás paró de repente  y se fue  corriendo.

 

Un hombre, de mediana edad, con barba se  percató  del hombre  que  había  sido  apaleado  y rápido entró  a  una  cabina  para  llamar  a  las  asistencias  sanitarias,  las  que  mandarían  una  ambulancia  debido a que su estado revestía mucha gravedad. A los  diez  minutos  llegó  y  se  paró  en  el  mismo  portal donde vivía Paco, de la que salieron dos hombres fuertes, que  sacaron  una  camilla  en  la  que  lo  montaron rápidamente para  meterla  en  dicha  ambulancia.  Ésta  puso  rumbo  al  hospital  más  cercano de Madrid.

                                 CAPITULO  9

 

 

Al llegar al hospital “12 de Octubre” sacaron a Paco de la ambulancia y lo llevaron a la sección de Urgencias. En ese  momento  llamaron  por  megafonía  a  la  cardióloga  y  cirujana  Teresa  Martin,  quién se encargaría, desde este mismo   momento,  de Paco Naraz.

Lo  examinó rápidamente observando  que,  aunque  tenía  un  derrame  cerebral,  debido  a  la  brutal paliza que le propinó su padre, el cuchillo lanzado le había producido graves heridas en el pecho.  Su pérdida  de sangre  era notable.

“Tere”, como le decían en el hospital, ordenó  de  inmediato  que  fuera  llevado  al quirófano  número  5 para intervenirle suturando las heridas basculares que tenía, debido a que si no  se  le  hacía  pronto la pérdida  de sangre  podía provocarle  un fatal  desenlace.

                                 CAPITULO  10

 

 

La situación era muy crítica, era complicado salvarle la vida a Paco y la concentración de la cardióloga/cirujana Teresa Martin tenía que ser máxima. A las cuatro y media de la tarde empezó la complicada operación. La operación trascurrió entre momentos  muy  críticos  con  hemorragias  y pérdidas de pulso. Pero pasadas  cinco  horas  la  hemorragias  fueron  controladas  y la  sangre  llegaba  con mayor fluidez al corazón. Todavía quedaba por ver  la  situación  en  la  que  se  encontraba  el derrame cerebral que podía ser la causa de su muerte también. Tere llamo a su amiga Carolina Sanz, neuróloga,   para que le hiciera   algunas   pruebas que  certificasen  si había  una  evolución  en el paciente. Carolina le hizo un electroencefalograma, un TAC craneal, destacando que éstas pruebas aseverarían  si su situación  era estable  como así fue.

Después de realizarle aquella operación y todas las pruebas craneales, fue llevado a la UVI durante semanas.  Después  pasaría  a planta  donde permaneció   dos meses,  hasta  que le  dieron el alta.

                                 CAPITULO  11

 

 

Juanmi se encontraba muy tocado después  de  ocurrir  estos  acontecimientos.  Tras  la  visita de  su  padre a su habitación al día siguiente de la desaparición  de  Paco  y  muerte  de  Alex,  en  su  pensamiento solo aparecía  una  idea:  venganza.  Lo  más  curioso  era  que  nadie  sabía,  a  ciencia  cierta, el motivo   real por el que había  muerto  Alex.  Todo eran suposiciones   y más  suposiciones.

Al día siguiente de haber ocurrido este macabro crimen todos  los  periódicos  de  corte  nacional  se  hacían eco en sus portadas de la noticia. Todo el mundo se quedó perplejo de la forma en que había muerto este chico. La portada más escalofriante era la que aparecía en el periódico “Caso”  con el  siguiente titular: “Padre desequilibrado mata a  cuchilladas  a  su  hijo por  suspender  dos  asignaturas”. Más abajo se hacía eco de otra noticia que decía: “Otro  desequilibrado  casi mata  a  su hijo  por  el mismo   motivo”  aunque  no venía   desarrollada  la  noticia.

Al día  siguiente de  producirse  dicho  crimen  Juanmi  fue  al  instituto y,  aunque  estaba  muy  afectado por la muerte de Alex, se alegró de la  noticia  que  a  segunda  hora  le  dio  un  compañero,  ya  que  le contó que había leído en el periódico “Caso” que un chico con las  iniciales  P.N.M.  de  18  años  de  edad, se encontraba  grave  después  de  ser  intervenido  quirúrgicamente,  tras  recibir  una  cuchillada  en el pecho.

Al acabar el colegio fue  al quiosco  a  comprar  el periódico  “Caso”  y al leer  la  noticia  pegó  un salto de alegría, sin entender la mujer a que  venía ese salto.  Seguidamente  se  marchó  a  casa  tan emocionado  que le  dio a su padre un abrazo.  Le  explicó  que Paco no había  muerto.

 

                                CAPITULO  12

 

 

El padre se alegró tanto de la noticia que le dijo  a  Juanmi: “Hijo  ¿quieres  que  vayamos  a  comer  fuera?”. Juanmi contestó: “sí vamos”.  Estuvieron  en  pleno  centro  de  Madrid  comiendo  y  acabaron por la  tarde tomando  una  copa de helado.  Volvieron  por la  tarde/noche  y se acostaron muy  pronto.

A los dos meses de su ingreso en el hospital a Paco le dieron el alta y lo primero  que  hizo  fue  ir  a la  casa de Juanmi para verlo y preguntarle si se podía quedar allí un tiempo. Juanmi, que ya se había levantado, se emocionó tanto de verlo, que llamó a  su  padre  y  se  lo  preguntó.  Él  asintió  con  la  cabeza  que sí, que se podía quedar  todo el tiempo  que  quisiera.

Después Juanmi acompañó a Paco a interponer una  denuncia  a su padre en la  comisaría  más  cercana por malos tratos. Fueron a dar una  vuelta  por  la  ciudad,  hasta  que  a las  una  de la  tarde volvieron a casa para comer un cocido  madrileño   que había  preparado el padre.

Al entierro de Alex solo acudió la  familia  más  cercana  y  algunos  amigos  de  clase,  entre  los  que  estuvo  Juanmi.

                               CAPITULO  13

 

 

A los pocos días de haber interpuesto  Paco  la  denuncia,  llegó  al  domicilio  de  Santiago  Naraz una carta del Ministerio de Justicia en la que se le notificaba la apertura de diligencias  por malos  tratos y lesiones a su hijo. Cuando vio y  abrió  la  carta  empezó  decir  una  calumnia  tras  otra  hasta  que  su  mujer le dijo: “Eso te pasa por imbécil, si lo hubieses matado  no  tendrías  este  problema”.  Santiago furioso prometió  que  acabaría  con  él  aunque  fuese  lo  último  que  hiciese.  Justina  le  contestó:  “Tú estás loco, no tienes bastante con lo que le vas a tener que dar de tu sueldo, que además te lo quieres cargar”.  “No hagas  tonterías”.

La finalidad de Santiago ahora se basaba  en  adivinar  donde  se  hospedaba  y  matarlo.  Iría  a  su instituto y preguntaría  a  todos  sus  amigos  por  si alguno  tenía  alguna  información  que  le  pudiese  ser de utilidad.

 

A partir de ahí todo vendría todo seguido hasta que pudiese localizarlo  y  darle  caza  para  luego  escaparse del país.

                              CAPITULO  14

 

 

Paco rehacía su  vida  lejos  de  su  verdadera  pero  malvada  familia  junto  a  su  gran  amigo  Juanmi, quién  le había  dado todo su apoyo en el momento   más  difícil   por el que había pasado.

Paco recibió  una  notificación  que le  comentaba  que al padre le  había  llegado  dicha  carta.

 

Juanmi estaba muy feliz de  tener  a  Paco  a su lado y sus ansias de venganza  ya  habían desaparecido.  Lo que no sabía era que hubiese sucedido en el caso de que  Paco  hubiese  muerto  como  Alex.  ¿ Hubiese  ido  a matarlo,  ¿ se hubiera  vengado?.  ¿Qué hubiera  hecho?.

Cuando Paco se incorporó al instituto yendo con Juanmi todos los compañeros se le acercaban preguntándole como se encontraba, cuál era  su estado  de  ánimo,  después  de  la  tragedia  ocurrida  y que había  conmocionado   a la  sociedad madrileña.

Aunque Paco  siempre  respondía  que  estaba bien,  por dentro  estaba afectado  por la  situación nueva  a la  que  tenía  que  hacer  frente,  prefiriendo  quitarse  la  vida  a  seguir  viviendo.  Pero  cuando  sentía  como Juanmi y sus demás compañeros  le  apoyaban,  se  olvidaba  por completo  de  los  malos  tragos que había pasado. Lo que nunca se  imaginó  era  que  la  profesora  de  Matemáticas  se  dirigiera  a  él para darle  ánimos,  después de haberle  suspendido.

La  mañana  se  le  iba  haciendo  más pesada cada hora que iba  transcurriendo…  A cuarta hora empezó   a entrarle un cosquilleo por todo el cuerpo que le hacían temblar las piernas hasta que al fin dijo: “Profesora,  por  favor,  ¿puedo  ir  al  aseo?”.  Ella  respondió  afirmativamente.  Juanmi  dándose  cuenta de la  circunstancia   le siguió.

Y  cuando   iba   a  entrar   en  el  aseo,  escuchó   un   sonido   muy   fuerte:  ¡  pum!.   Rápidamente   cayó  desplomado  en el suelo…

 

 

                              CAPITULO  15

 

 

¿Qué le había  pasado?.  En  esa  hora  todo el mundo  estaba en las  clases y no  parecía haber nadie  en el pasillo, la muerte podía estar al acecho. Solo podían ocurrir dos cosas: primera,  que  debido  a su estado  de  ansiedad  por  salir  de  allí,  hubiera  tenido  una  lipotimia  con tan mala  suerte  de caer al suelo y darse en la cabeza  o segunda  que  el terror se hubiera  presentado  en persona,  pero ¿en quién?.

El culpable de esta situación era nada menos y nada más  que  Santiago  Naraz,  su padre. Le  dio  tal  golpe en la  cabeza  que  lo  dejó  K.O. Pero ¿qué  hacía  en el colegio  Santiago?.  ¿Cómo sabía que iba a ir  al colegio?.

El hecho era que se había enterado por medio de un  compañero  con el que  algunas  veces  hablaba Juanmi  en clase  y por teléfono.

Se introdujo antes de empezar  las  clases  y  nadie  lo  reconoció  al  llevar  una  máscara  puesta.  Solo  tuvo  que  esperar la  situación propicia.

Antes  de que  llegara  Juanmi  al aseo, Santiago  por la ventana  posterior  escapó con Paco.

 

Tras haber escuchado el golpe, Juanmi, que iba detrás, dijo: Paco ¿estás bien?. Al notar  que  no  respondía entró al aseo, donde vio  gotas  de  sangre  en  el  suelo.  Nervioso  empezó  a  gritar, observando  que allí  no había  nadie.  El rastro de la  sangre  desaparecía  al lado  de la  ventana.

Al salir por ella notó como un Renault de color marrón con matrícula de Madrid escapaba a  toda velocidad  alejándose  con  mucho estruendo.  Juanmi  asustado  salió  del  colegio  y  llamó  a  la  policía. Al ver que estaba  el teléfono  comunicando,  llamó  a  un  taxi  diciéndole  al conductor  que  le  llevara  a su casa.

                             CAPITULO  16

 

 

Santiago contento, después de la hazaña conseguida, dijo: “Ahora si vas a saber  quién  soy yo”.  “Te llevaré   a un lugar  donde nadie  te encontrará”.   En ese momento  Paco, atado con cuerdas  de manos   y piernas, se despertó por lo el padre le propinó un fuerte golpe con un garrote, y acto seguido cayó desplomado.

Mientras  tanto  Juanmi  llegó  a su casa y le  contó  a su  padre lo  que  había  sucedido.  El padre llamó  a la  policía,  que no tardó mucho   en llegar.

Juanmi y su padre analizaron con todo detalle lo que podría haber ocurrido. Llegaron también a la conclusión  de que  el padre de Paco no era tan bueno  como  parecía ser.

Poco después Juanmi comentó: ahora entiendo por qué algunas veces veía  a  Paco  con  algunos moratones y cuando le preguntaba decía que  se había  caído  por las  escaleras  de su casa. El inspector jefe encargado del caso, llamado Diego  Pulido,  aseveró:  “Claro, pegándole era  una  forma  de asegurarse que sacaría muy buenas notas y al no decir nada él, nadie le preguntaría  ni  tampoco  sospecharía  del padre”.

                           CAPITULO  17

 

 

Mientras tanto Santiago se alejaba a  toda  velocidad  del colegio  de  Paco,  apareciendo  en su rostro  una  sonrisa  que  iba de mejilla a mejilla.

Decía con gran alegría: “De ésta ya no te escapas”. “Con lo  bien que  podíamos  haber convivido  los cuatro, ya que todos sacabais muy buenas notas, llegas tú  y  por  no  prestar  toda  la  atención  que  debías en las clases y en los estudios, me has  obligado  a  sacar  mi  mal  genio”.  Siguió  diciendo:  “De cara al exterior éramos una familia ejemplar,  pero  tú  lo  has  tenido  que  estropear todo y has  querido que me muestre tal y como soy  hecho  que  vas  a  pagar  duramente”.  “Tengo  que  pensar  que  voy  hacer contigo”. Continuaba replicando:  “Para  cuando  me  busque  la  policía  y  ese  inepto  que  tienes  por amigo   habré  huido  del país  y no me podrán coger jamás”.

Paco muy asustado escuchaba lo  que  su padre decía  a la  vez que  el miedo  iba apoderándose de todo su cuerpo.

 

 

                           CAPITULO  18

 

 

El inspector jefe había empezado por  acordonar  la  manzana  de  la  casa  en  donde  vivía  la  familia Naraz en el caso de que volviese a su casa para  recoger  alguna  documentación  o  material de  otra índole antes de su huida. Pero  por  su  domicilio  no  apareció. 

 

Posteriormente se  fue haciendo  un control  policial  a aquellos vehículos  sospechosos  por si hubiese  cambiado  de transporte en su huida.

Juanmi se fijó que el coche en el que emprendió la huida era un  Renault  de  color  marrón pero  no alcanzó  a ver la  matrícula   del coche.

                           CAPITULO  19

 

 

Santiago salió rápido de Madrid por carreteras secundarias para no llamar la atención en dirección desconocida.

El inspector Diego Pulido llamó a la puerta  de  la  familia  Naraz y Justina  salió  a recibirlo.  Ella  sabía cómo tenía que actuar con absoluto desconocimiento  del  hecho  acaecido.  Una  vez  hechas las preguntas pertinentes por el inspector, éste le advirtió que si se enteraba de algo se lo  comunicara enseguida   a lo  que asintió  ella  que  sí.

Cuando  se fue  llamó a Santiago  y le  informó de la  conversación mantenida.

 

Salieron de Madrid sin mayores problemas  y  tras  pensarlo mucho puso  rumbo  hacia  Francia,  en  donde no  podrían detenerlo.

Pasaban los días, las horas y los minutos y el inspector Diego Pulido se desesperaba ya que no había información  nueva  alguna.

Durante el primer día, en el que salieron de Madrid, se dirigieron hacia Logroño,  pasando  por Soria, donde hicieron noche. Santiago y Paco iban  por  la  Rioja  en  el  segundo  día  de  trayecto  donde llegaron en la sobremesa. Por la tarde siguieron con su  caminata  llegando  al  anochecer  a  Navarra donde durmieron  en el coche  como cada noche.  Al tercer día  ya se encontraban  en Francia, donde ya podría Santiago moverse  con toda  tranquilidad  sin  tener  problemas  con la  justicia,  ya  que  Francia no tenía  pacto de extradición  con la justicia española.

En España la policía no encontraba rastro alguno de la desaparición de  Santiago  y Paco. Tenía  muy vigilada su casa por  si  Justina  hacía  algún  movimiento  sospechoso  o  que  contactara  con él,  para  lo que tenían  pinchado  el teléfono   de casa.

                          CAPITULO  20

 

 

Allí en Francia se instalaron en un viejo caserón  que  alquilaron,  en  el  que  hacia  un  frio  terrible.  “Ahora te puedo matar tranquilamente” dijo Santiago.  Paco  asustado  dijo  que  no  lo  hiciera  porque  sería una acción cobarde por su parte. Entonces  Santiago  le  dijo  en voz alta: “Cállate,  a mí nadie  me dice lo que tengo que hacer y menos  tu”.  “Si hubieras  hecho  tu  trabajo  como  debías  no  estarías  en esta situación”. Cogió una escopeta de caza, que utilizaba en las monterías  cuando  iba  a cazar,  y se dispuso a disparar pero cuando estaba en ello pensó en darle un tiempo más  de vida  porque no  tenía  lugar  donde enterrar  el cuerpo.

Paco al ver como dejaba la escopeta suspiró. Aunque ¿ hasta cuándo  podría  aguantar  con  esta  presión?.

                          CAPITULO  21

 

La situación de Paco era desagradable porque estaba atado  de  piernas  y manos,  como  si fuera  un preso condenado a la  pena de muerte.  Santiago  le  decía  una  y otra vez:  “  Ya  tenía  yo  muchas  ganas de cogerte y darte el pasaporte”. “Antes no  era  posible  porque  sacabas  muy  buenas  notas  lo  que hacía que no pudiera regañarte”. “Solo  cuando  te  equivocabas  en  algunos  momentos  podía  aprovechar para  darte  una  paliza”.  “Pero  yo  quería  más  y hablé  con Justina  y Xexil  y nos  pusimos  de acuerdo en matarte, lo cual solo podía  producirse  con una  reiteración de fallos  tuyos  en cadena”.  Este fallo vino tras el desastre de las  notas  de  la  primera  evaluación  y mira  que  te  advertí,  pero  tu caíste  en el mismo   error en la  segunda evaluación”.

 

Le seguía detallando los pormenores de todos estos hechos: “Para que tu empezaras a dejar  de  ser infalible, primero pensé la forma en que empezases a derrumbarte a todos los niveles,  primero  el académico y luego todo iría en cadena”. “Entró  a  trabajar  en la  empresa  Javier,  padre  adoptivo  de Alex, y entre nosotros se entabló una gran amistad”.” Estábamos  hartos  de  que  todo  lo  hicieseis perfecto y nos pusimos de acuerdo en que poco a poco fueseis desapareciendo de cada familia envenenándoos con unas pastillas que  diariamente  os  dábamos  en  el  zumo  que  tomabais al mediodía”. Al poco tiempo bajasteis  vuestro  rendimiento  escolar,  pasando  de  las  asignaturas  y hablando  demasiado  en clase”.  “El final  ya  lo  conoces,  tú has corrido más suerte que tu amigo  Alex,    ya  que  a  él lo  mató  después  de  tirarle  doce  cuchillos,  para  después quemarlo  con gasolina  muriendo a los pocos segundos y tú estás  a  salvo  por ahora,  ya  que  un  hombre  llamó  a la  asistencia  sanitaria que mandó  a una  ambulancia   y te llevaron  al hospital  más  cercano, donde  te operaron de urgencia”.

                         CAPITULO  22

Paco preguntó: “¿Por qué nos habéis hecho esto?”. “Había  otras  alternativas  ya  que  nos  podíamos  haber marchado de casa y desaparecer de vuestras vidas,  si  es  que  éramos  una  amenaza  para vuestros intereses y para la familia en la nos hemos criado”.  “Claro  que  erais  una  amenaza  para  nosotros, al ser  una  boca  más  que  alimentar,  unos  estudios más  que  pagar”  subrayó  Santiago.  “Sabes cuantas veces me han dado de lado los compañeros en el trabajo, por  tener  un  niño  superdotado, lo que he tenido que aguantar,  empezando  por una  rebaja en el sueldo  de mi jefe  desde hace tiempo, solo porque te tenía en mi familia” decía Santiago. “Estuve meditando  y  planificando  fríamente tu muerte y cuando pensé en llevarlo a efecto se lo propuse a tu madre y hermano Xexil y estuvieron de acuerdo en la idea”. “Pensamos en cuidarte hasta la mayoría de edad,  para  una  vez cumplida llevarla a cabo”.  “A  Javier  también  se  la  comenté  y  estuvo  de  acuerdo  de  inmediato  ya  que él estaba  pasando  por  la  misma  situación  que  yo”.”  El final  va  a  ser  el mismo  aunque  el modo de ejecutarlo  sea diferente”.

                         CAPITULO  23

 

 

Juanmi y su padre se encontraban más unidos desde que ocurrieron estos hechos que habían convulsionado a la sociedad madrileña. Juanmi seguía haciendo su vida normal:  por  la  mañana  se levantaba para ir al colegio, aunque la motivación  ya  no  era  la  misma  desde  que  sus  amigos  no  estaban.

Con frecuencia se echaba a  llorar  debido  a  la  tristeza  que  tenía  contenida, pero  la  vida  seguía aunque  fuera  un caos del que ya era imposible salir.

Su padre mientras tanto se encontraba en el colegio de Educación  Infantil y  Primaria,  en  el  que trabajaba  como profesor  de primaria   dando la  especialidad   de Lengua  y Matemáticas.

A veces caía en una depresión de la que  le  era complicado  salir.  Desde que  ocurrieron estos hechos cada día estaba  peor.  Al mediodía  y algunas  tardes  hijo  y padre adoptivo  hablaban de lo  injusta  que es,  a  veces,  la  vida.  Por las  noches  apenas  cenaban y no  tenían  muchas  ganas de conversar. Tenían  la  esperanza  de que la policía   diera  con el paradero de Paco y su padre.

                         CAPITULO  24

 

 

Javier, padre de  Alex,  fue  detenido  la  misma  noche  que  asesinó  a su hijo.  Después  del interrogatorio al que fue sometido en la  comisaría  se  le  encerró  en  el  calabozo.  Se  consideró  culpable  de  los cargos  que se le imputaban.

En el juicio celebrado del 22 de marzo al 29 de marzo, Javier expuso el plan que tenía acordado con Santiago y su  familia  para  matar  a  los  niños  haciéndolo  de  manera  consciente  y cuál  fue  el motivo: “la venganza”. El tribunal que lo consideró culpable del delito de asesinato, con el agravante  de  parentesco, lo condenó a 20 años de prisión, que  ya  ha  empezado  a  cumplir en  el  Hospital Psiquiátrico   de Carabanchel.

 

 

                         CAPITULO  25

 

 

El inspector jefe Diego Pulido, a raíz  de  este  juicio,  ha  arrestado  a Justina  y a su hijo  Xexil,  el 5 de abril en su casa, como cómplices y encubridores de  Santiago,  en  el  plan  que  éste  quería  llevar  a cabo. También fueron interrogados esa noche, encerrándoseles en el calabozo.  Fueron más  reacios a decir nada y no  se  consideraron  culpables, aunque  cuando  se  encontraban  en  pleno  juicio, los nervios les jugaron una mala pasada y  ante  las  preguntas  insistentes  del fiscal,  que  los  sometió  a una gran tensión, acabaron por confesar que  colaboraron  con Santiago  para que  éste  llevara  a cabo su  plan. El tribunal los consideró culpables condenando a la madre a 15  años  que  ya  ha  empezado  a cumplir en la prisión de Alcalá de Henares  y  al  hermano  a  7  años  de  prisión  que  cumple  en  la Prisión  de Carabanchel.

                         CAPITULO  26

 

 

Ya se iban resolviendo  algunas  incógnitas  como:  ¿Por  qué  se  había  originado  ese  cambio  en  las notas  de  Alex  y  Juanmi?,  ¿qué  había  tras  ese  cambio?,  ¿por  qué  querían  matar  a  Alex  y Paco?  y ¿cómo  eran verdaderamente  los  padres de Alex  y Paco?.

 

A partir de la detención y autoría por parte de Javier del crimen de su hijo adoptivo y la posterior confesión la policía fue investigando hasta detener  a  la  familia  Naraz  menos  Cecilia  que  estaba  al margen  de todas estas acciones  que se planearon  durante  mucho  tiempo,  como confirmó    Justina.

Al principio el  inspector  jefe  Diego  Pulido  estaba  nervioso porque  no  encontraba  pistas  pero,  a partir del interrogatorio que se le llevó a cabo a Javier, éste empezó  a desvelar  datos,  como  que  casi toda la familia de Santiago, excepto Cecilia, lo sabía  todo  ya  que  lo  debatía  con Justina  y Xexil.  A  partir  de ahí fue  relatando  los  planes  que tenían  preparados para Alex  y Paco.

Tres meses  después, el 19 de junio,  no había  noticia  alguna  del paradero de Santiago  y su hijo Paco.

 

Se han   encontrado respuestas   para muchas preguntas. Pero   queda  todavía la más importante:

 

¿Dónde  están?,  ¿Qué ha pasado con ellos?.  Es un misterio  sin  resolver.

 

 

                         CAPITULO  27

 

 

Juanmi era un chico torpe pero  con  una  voluntad  de  acero  y mucha  constancia  para  hacer  aquello  que se proponía. Normalmente en las evaluaciones tenía dificultades para aprobarlas sin tener varios suspensos,  aunque  en los  exámenes  finales   siempre  lo sacaba todo.

Pero a partir de este  año  la  situación  había  cambiado considerablemente  ya  que  con  el  mismo esfuerzo aprobaba todo sin dificultad en cada evaluación, lo que para él  era  un  logro.  Y  claro  él  empezó  a sospechar.  El padre adoptivo  quería  hacerle  creer que las  había  aprobado con su esfuerzo, pero Juanmi sabía que no. Ese cambio  radical  de  aprobar  todas  asignaturas  en  todas  las evaluaciones,  en un periodo  de tiempo  tan corto, de tan solo  6 meses,  tenía  su explicación.

La explicación de tan buenos resultados se encontraba en  un  producto  vitamínico  que  el  padre  adoptivo de Juanmi había comprado en una farmacia cerca de su casa. Este  producto  vitamínico  lo  echaba en el vaso de leche que se tomaba por la tarde y aumentaba la capacidad para memorizar con mayor facilidad.

Pero también  tenía  contraindicaciones  que, al cabo del tiempo,  podían  causarle  la  muerte.

 

Cuando Juanmi fue notando  los  cambios  progresivos  que  se  iban  dando  en su rendimiento  escolar,  sin mayor esfuerzo que el de siempre, obligó al padre,  un  19 de  julio,  a  que  le  contara  la  verdad sobre ese hecho que no le quería decir nada y que él ya  se  habla  dado  cuenta.  Su  padre,  entre  lágrimas llorando se lo  fue  contando,  como  cansado  de  que  solo  aprobara  en los  exámenes  finales fue a una farmacia y compró un producto vitamínico con el que mejoraría el rendimiento escolar y aumentaría  la  capacidad de  memorizar.  No le  habían comentado  que  tuviera   ninguna  contraindicación. Juanmi, de repente, fue a  su  habitación,  entró al  balcón  y  desde  el  mismo  se  suicidó. Era un tercer piso. Nada se pudo hacer por su vida. Cuando su padre llegó a ver qué había ocurrido  todo era inútil  ya. Él yacía  muerto  y todo intento  de reanimarlo era en vano.

 

A  los  quince  minutos  vinieron  la  policía  y  una  ambulancia,  cuyo  medico  certificó  el  fallecimiento   y  el juez de vigilancia  ordenó  el  levantamiento  del  cadáver.  La  policía  interrogó  en  la  comisaria  al padre de Juanmi y éste contó lo sucedido.  Acto  seguido de  tomarle  declaración  fue llevado  al calabozo. Al día siguiente se celebró el funeral por la muerte de  Juanmi por el que  acudió  toda  su  familia   y amigos.

                        CAPITULO  28

 

 

El instituto interrumpió  su  actividad  escolar  durante el  siguiente año  académico  1968/69,  ya  que habían  sucedido  demasiadas  noticias   trágicas  que habían  hecho  mella   en los alumnos   y maestros.

                        CAPITULO  29

 

 

Pepe fue juzgado por envenenar a  su hijo  Juanmi,  aunque,  como  quedó  demostrado  en la  autopsia,  éste no fuera el motivo de su muerte, por lo el tribunal lo condenó a 3 años de prisión, que empezó a cumplir en la prisión de Carabanchel. Quedó probado que el chico se  había  suicidado  por  varias razones: la primera de  ellas  era  porque  su  padre,  de  forma  involuntaria,  estaba envenenando  a  su hijo y segunda por la situación de ansiedad que  le  estaba  ocasionando  no  saber  nada  de  su amigo Paco, quién  fue  secuestrado  por su padre y la muerte  de Alex.

                        CAPITULO  30

 

 

Ese año acabó sin más acontecimientos que reseñar. No hubo más hechos acaecidos de carácter escalofriantes, ni acciones o barbaries que mencionar, pero esas historias todavía  permanecen  en las mentes  de aquellas   personas  que lo  vivieron  de cerca y en general  en aquella  sociedad madrileña.

Tras el cierre del centro por estos horripilantes  sucesos  durante  un  curso  escolar,  abrió  sus  puertas  con la esperanza de que estos hechos no  volviesen  a  ocurrir,  intentando  que  todo fuese  como  antes, pero eso nunca  ocurrirá  porque esos niños  no regresarán  jamás  de la   muerte.

 

Ese tiempo precioso en el Alex y Juanmi pasaron muchos  años  en aquel viejo  instituto,  que  todavía sigue en pie, ya no volverá. No se cometieron  crímenes  tan  horrendos  y abominables  como  los  de aquel curso escolar  ni se volvió   a comentar  nada sobre este asunto  hasta  que  en…

                        CAPITULO  31

 

 

El día de hoy, un 19 de marzo de 2002, en el que se conmemoran 34 años de la matanza de Alex, un agricultor francés encontró dos esqueletos semienterrados de  dos  hombres,  uno  aparentaba  unos  52 años y otro aparentaba unos 80 años, como luego determinó el ADN.

 

Una vez que se supo que  los cuerpos  eran los de Paco y Santiago  se procedió  a localizar a Cecilia  para que se desplazara a

Francia para darles una sepultura digna a  aquellos  cuerpos.  Como  causa  de  la  muerte  la  autopsia reveló que fue por disparo de escopeta con  un  orificio  de  entrada  y  otro  orificio  de  salida  en  la  frente. La  autopsia  confirmó  también  que  el primero  en morir  fue  Paco  y luego  Santiago  se  suicidó.  A los pocos días se celebró  su funeral  en la  más  estricta  intimidad.

Después de aquella fecha maldita en la  que  empezó  toda  esta  historia  que  os  acabo de contar  hubo que esperar treinta y cuatro años  para  conocer  la  última  respuesta  para  la  única pregunta  que  quedaba por resolver:  ¿Que había  sido  de los dos?.

Treinta  y cuatro  años  después ya se conoce la  maldita  respuesta.

                                                                                                                                                                  

                                                                         

                                                                                                                                                                                         Fuente: "Lo que la verdad oculta"

                                                                                                                                                                                         Autor: Antonio. J. Martín

 

                   

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