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  • Foto del escritorAntonio J. Martín

Santos Borregón Sanz, "Privar a un niño de una necesaria atención es hipotecar su futuro"

Actualizado: 6 oct 2021


Hablar de Santos Borregón Sanz es hablar de una de las mejores personas que he conocido a nivel humano y profesional.



Y no es porque sea mi amigo, que lo es y mucho, es por toda la grandeza que lo envuelve.


Detrás de ese hombre bonachón y de gran estatura se encuentra una persona con un grandísimo corazón y una trayectoria impecable pero empezaré por el principio.


Santos Borregón Sanz nace en Añe, un pequeño y bonito pueblo de la provincia de Segovia.



Tras los primeros años de colegio y su posterior paso por la capital, realizó los estudios superiores en Salamanca y Madrid respectivamente.


De su trayectoria profesional podemos destacar:


a) 1981. Especialista en Psicopatología del lenguaje y su rehabilitación. Logopedia. Ministerio de Sanidad y Seguridad Social.


b) 1991. Licenciado en Ciencias de la Educación, especialidad de Pedagogía Terapéutica. Universidad Pontificia de Salamanca.


c) 1994. Curso Superior de Estimulación Precoz. ICE. Universidad Complutense de Madrid.



Su actividad laboral es muy variada, trabajando entre otros muchos empleos en la construcción hasta que finalmente optó por lo educativo, hasta completar más de treinta años en atención temprana con niños y personas con discapacidad.


Desde el inicio compaginó dicha actividad con tareas formativas en Universidades, Escuelas de Magisterio y en distintas instituciones, centros y asociaciones.

Cuenta con más de 30 años de experiencia y actividad laboral como Pedagogo y Logopeda en la Unidad de Valoración y de Atención a Personas con Discapacidad en Segovia.


Hasta la finalización de Especialidades universitarias, fue profesor en las especialidades de Magisterio en Audición y Lenguaje y en Educación Especial en el Centro Superior de Estudios Universitarios “La Salle”, Madrid, centro adscrito a la Universidad Autónoma de Madrid,


Profesor y asesor en temas de Educación Inclusiva para Personas con Discapacidad en Educación Superior para la Dirección General de Universidades e Institutos Superiores. (Paraguay 2014-2016).


En la actualidad coordina e imparte formación y conferencias en distintos postgrados, cursos y jornadas de especialización relacionados con: la Atención Temprana, la Atención a Personas con Discapacidad y las adecuaciones curriculares para la inclusión en Educación Superior, y la intervención en trastornos de comunicación, audición, lenguaje, lectoescritura, habla y voz.


En redes publica documentos de interés educativo en la web Slideshare y Tips de Logopedia y de Audición y Lenguaje en Facebook.





En innumerables ocasiones hemos pasado momentos inolvidables. Fotos como éstas lo corroboran.


Con Patricia Salgado

Con Eugenia Romero y Belinda Haro


Entre sus publicaciones más significativas destacamos:


- E.AR. Programa visualizado para la enseñanza de la articulación. Enseñanza asistida orientada la desmutización, exploración y corrección de trastornos fonético-fonológicos. Madrid: CEPE. 2ª ed. (incluye CD).


- E.LECTOES. Enseñanza de la lectura por método fonético. Prevención y tratamiento de la dislexia. Madrid: CEPE. (incluye CD).



- Los Trastornos de la Articulación. Exploración, prevención, diagnóstico y tratamiento. Madrid: CEPE. (incluye hojas de registro y fichas).


Foto cedida por: Leyre Vázquez Hevia


- La afasia. Exploración diagnóstico y tratamiento. Octava edición. Madrid: CEPE. (incluye cuadernillos para la exploración y cuadernillo de respuesta).


- Programa de apoyo a sectores vulnerables para el acceso a la Educación Superior. Orientaciones para la Atención a Personas con Discapacidad y Necesidades Específicas de apoyo educativo en la Educación Superior. Asunción. (Asesor internacional).


- Hipoacusia y sordera. Manual. Del conocimiento de la sordera y de la persona sorda, a la intervención educativa. Madrid: CEPE. (incluye CD).


Foto cedida por: Leyre Vázquez Hevia


- Inclusión y Sistema educativo. Orientaciones prácticas. Madrid: CEPE.



- Inclusión y equidad educativa ¿sin reforma ortográfica? Palabras vacías en una realidad excluyente. Editorial Académica Española. OmniScriptum Publishing Group, Latvia, Riga.



"ALGUNAS REFLEXIONES EN TORNO A LA DISCAPACIDAD AUDITIVA"


Me gustaría hablar de la discapacidad auditiva. El tema es muy amplio y con múltiples matices, no obstante, y aunque sea de forma breve me gustaría incidir en tres aspectos importantes: los términos que giran en torno al concepto de discapacidad auditiva, los enfoques metodológicos y el tránsito de la lengua de signos a la lengua oral o escrita o viceversa.


Tres temas que, sin duda, condicionan la visión sobre las personas y su diversidad, las creencias en los métodos y su eficacia y, sobre todo, porque dichos temas van a tener repercusiones directas en la intervención, en el pronóstico y en la propia creencia de la eficacia de las intervenciones.


Iniciamos con una primera consideración: es frecuente, incluso entre los propios profesionales de la intervención, hablar de hipoacusia y sordera como si ambos fueran sinónimos, es más, con frecuencia podemos encontrar profesionales que saben de personas sordas con amplios conocimientos verbales (cuando me refiero al término verbal, concretamente voy a tener en cuenta el lenguaje hablado y escrito) frente a quienes conocen otras personas con sordera que no alcanzan o si lo hacen es con gran dificultad, mínimas competencias verbales.


Esta aparente contradicción deriva, principalmente, del hecho de considerar la pérdida auditiva al margen de la edad de adquisición de la misma y al margen, igualmente, de la audición real del sujeto, entre otras variables.


Valgan dos ejemplos: la perdida de audición aun siendo total en un adulto con lenguaje y formación universitaria nada tiene que ver con quien nunca tuvo ni audición ni lenguaje. En modo semejante, la pérdida auditiva de un mismo sujeto, aunque no varíe su realidad biológica, nada tiene que ver tras un implante coclear realizado con éxito y a edad temprana.


Sirvan, pues, los ejemplos anteriores para señalar la necesidad de consensuar términos de hipoacusia y sordera ajustándolos a unos mismos parámetros.


En referencia a personas con pérdida bilateral, profunda, prelocutiva y congénita, definiríamos la sordera como: pérdida auditiva en la que, la percepción auditiva, si hubiere, tras las correcciones quirúrgicas o protésicas pertinentes, es insuficiente para forjar imágenes acústicas de la palabra y el término de hipoacusia para referirnos, en condiciones semejantes, a una capacidad auditiva que permite forjar imágenes acústicas de la palabra.


Desde esta perspectiva, y como cabe esperar, las personas sordas tendrían ante sí un ingente reto a la hora de adquirir lengua hablada y/o escrita.


Extrayendo una primera conclusión, nada tendría que ver un niño rentabilizando audífonos o implante, es decir con audición funcional, frente a otro niño con idénticas características, pero sin posibilidad de audición.


Sin duda profesionales, terapeutas y educadores encontrarán rendimientos bien distintos en niños con etiquetas semejantes, pero con distinta capacidad auditiva, y ello, como decimos, al margen de la pérdida auditiva.


Es, pues, razonable empezar a considerar la audición funcional del niño y del adulto, obviando ese primer etiquetado de hipoacusia o sordera a tenor de la pérdida auditiva.


Primera conclusión: No parece adecuado seguir utilizando una misma etiqueta para referirnos a dos realidades bien diversas: personas con hipoacusia y personas con sordera.


En segundo lugar, desearía hacer una doble consideración en relación con la metodología. Es frecuente encontrar clasificaciones que distinguen entre métodos signados y no signados, y ello a tenor del empleo de signos, gestos o bien apoyos manuales.


En realidad, aun cuando hallemos signos, gestos o bien apoyos dactilológicos, no por ello estaremos utilizando la lengua de signos. Así, la dactilología, el lenguaje bimodal y la palabra complementada recurren a “signos”, a kinemas y a gestos o signos dactilológicos, pero en realidad solo sirven para apoyar la lengua verbal. Solo quien domina la lengua verbal puede utilizar como sistema de comunicación la dactilología, la metodología bimodal o bien la palabra complementada.


Acudiendo a un ejemplo en dactilología: la gramática, la estructuración de la frase e incluso el enunciado de cualquier palabra requiere conocer previamente los términos verbales a signar, caso contrario solo podrán memorizarse escasas secuencias de signos.


Si, de modo semejante, dirigimos la atención hacia la escritura, observaremos que esta no implica oralización alguna; sin embargo, sí requiere conocimiento de la lengua verbal. Al igual que los métodos antes citados, el aprendizaje lectoescrito se apoya, se sustenta o, en todo caso, requiere un conocimiento de la lengua verbal. Todos ellos siguen la gramática de la lengua hablada, pero nada tienen que ver con la lengua de signos.


A excepción de la lengua de signos, el resto de métodos, utilicen o no lengua hablada, han de conceptualizarse bajo el epígrafe de lengua verbal, son por tanto métodos o sistemas no naturales para las personas sordas sistemas que, en ausencia de audición, requieren un aprendizaje costoso, laborioso y, en gran medida, incompleto.


Ambas lenguas, la lengua de signos y la lengua hablada o escrita, poseen rasgos fonético-fonológicos, morfosintácticos y semánticos bien distintos, son por tanto sistemas eficaces para la comunicación, si bien, son tan dispares e independientes que el hecho de conocer en profundidad una lengua en nada permite aventurar cómo se articula la otra.


Segunda conclusión: La lengua de signos (L.S) es, sin lugar a duda, la lengua natural de las personas sordas, una lengua que permite comunicación y que discurre al margen de lengua oral en su modalidad hablada, escrita o sígnica.


Tercera consideración. Finalmente, haremos una última reflexión en referencia al tránsito desde la lengua de signos a la lengua hablada o escrita y viceversa.


Venimos señalando cómo uno y otro sistema, verbal y signado, son diferentes entre sí, poseen gramáticas distintas e incluso sistemas perceptivos distintos, uno dominantemente visual y el otro dominantemente auditivo.


Tal vez, alguien pueda pensar que la escritura y la dactilología son igualmente visuales y por tanto semejantes en cierto modo al código signado. Valga recordar, como ya hicimos notar, que la escritura de la lengua oral requiere inicialmente conocer la propia lengua oral, al igual que la dactilología requiere conocer previamente la palabra a signar en dactilológico. Teniendo en cuenta esta especial consideración, solo cabe concluir que el tránsito de una lengua a otra (lengua de signos y lengua escrita) va a requerir, como es obvio, el aprendizaje de ambas lenguas.


Desde la lengua hablada, el aprendizaje de la lengua de signos exige, de una parte, el aprendizaje de los signos, pero también la adquisición de una nueva gramática, obviamente en un entorno signado guiado por profesionales, docentes o bien comunicadores competentes en lengua de signos.


De modo semejante, desde la lengua de signos, el aprendizaje de la lengua hablada o escrita va a requerir igualmente la adquisición de una nueva gramática y, a su vez, llevará agregado un importante reto, la adquisición de una lengua no natural, basada en un código oral con fonología propia y ello, incluso en la hipotética pretensión de adquirir la dactilología o la escritura al margen de la oralización de la lengua.


La lengua escrita bien a través de grafías, bien a través de signos dactilológicos requiere conocer la lengua hablada, su gramática, su léxico, su morfosintaxis, pero también su fonología. Bien es cierto, que tras conocer la lengua hablada es posible hablar o escribir con signos dactilológicos sin mediar con el habla en cuanto oralización.


Para la persona con sordera, sin restos auditivos funcionales, este aprendizaje de base auditiva es costoso, arduo y dificultoso ya que no es posible asociar cientos o miles de palabras como meras imágenes visuales al margen de su realización fonológica.


Una última observación, entre los apoyos para dicho aprendizaje, cabe destacar el aprendizaje de la lectura, piense el lector en la gran ventaja de este apoyo por presentar gran biunicidad entre grafemas y fonemas. Estamos, pues, ante un apoyo de gran eficacia frente a otros de alta estima popular, pero de una gran ambigüedad, tal como ocurre por ejemplo con los apoyos labiolectores.


Tercera conclusión: para las personas con sordera, recordemos, personas sin un nivel de audición que permita forjar imágenes acústicas de las palabras, no es viable pasar de un sistema signado (L.S) a un sistema hablado o escrito de forma fácil.

Para finalizar, y a modo de última reflexión, quisiera anotar dos importantes aspectos que se derivan de las consideraciones antes expuestas:


a) La conveniencia o más bien la urgencia en intervenir tempranamente en niños con discapacidad auditiva para asegurar en primer lugar la comunicación aprovechando la mayor plasticidad o permeabilidad cerebral cara a la creación y mantenimiento de redes neuronales.


b) La necesidad de conocer en detalle la pérdida auditiva a fin de plantear y abordar con realismo una intervención ajustada a la individualidad de cada sujeto ya que, como cabe esperar, la metodología, el pronóstico e incluso los logros en los aprendizajes distarán significativamente entre niños o adultos con restos auditivos funcionales y no funcionales.


Entre sus hobbies favoritos destacan:


a) Montar en moto.



Santos en

ruta motera.


b) Viajar.


c) Leer,


d) Conocer diferentes culturas y personas.

Se considera una persona optimista y sociable, cree en la gente y, por principio, cree que las personas, salvo muy raras excepciones, actúan de buena voluntad, si bien, a veces la ignorancia, la falta de formación, la manipulación y otras muchas circunstancias pueden condicionar tomas de decisiones no siempre acertadas.


Le encantan los animales. Su animal favorito es el gato. En la actualidad tiene una gata, que pasó de estar a punto de morir por abandono y sin buen pronóstico, pesaba 12 gramos, a convertirse en la reina de la casa.



Le indigna y mucho, la manipulación, los juicios de valor sobre las personas, máxime cuando se desconocen realidades y/o circunstancias de las personas a quienes se juzga.


Es una persona que disfruta de la comida y sobre todo de la compañía.


Santos no cree que valga la pena tener miedo, ni tan siquiera a los malos momentos. No es miedoso, ni tan siquiera la muerte le da miedo, piensa que es un mero incidente, el último y no deja secuelas.


Su película favorita es una muy conocida, tierna y dura a la vez: "La vida es bella". Aun en las peores condiciones, el protagonista consigue poner a salvo la salud mental de su hijo.


Dado que es un entusiasta de su profesión, sugiere dos temas en cuanto a la bibliografía, que apasionarán a logopedas y fonoaudiólogos, sobre todo si desean aprender sobre el lenguaje verbal: oral y/o escrito. Estos dos temas serían la afasia y la discapacidad auditiva.


Los libros que recomienda son:

a) "La Afasia. Exploración, Diagnóstico y Tratamiento" de Santos Borregón Sanz y Agustina Gónzález Calvo.


b) "Hipoacusia y Sordera. Manual. Del conocimiento de la sordera y de la persona sorda a la intervención educativa" de Santos Borregón Sanz.



Artículo: Antonio Javier Martín Gutiérrez



Fuentes:



https://bravo26martin.wixsite.com/clubdepoetasmuertos

https://www.facebook.com/profile.php?id=100014238788226


Santos Borregón Sanz


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Santos Borregón Sanz


Santos Borregón Sanz, Pedagogo. logopeda


Santos Borregón Sanz archivos | Editorial CEPE


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